– Recuerdo muchas caras sonrientes y agotadas en los últimos compases de la música de Ramstein. Y no sé por qué, acababa de entrar un gánster y había descargado su arma contra los asistentes. Todas y todos restaban en el suelo de parqué del Casino Antiguo de Castelló.”
Era el final de la fiesta de los años 20, 1920, una celebración conmemorativa del centenario de una década con importantes acontecimientos en los EE. UU. de América… La entrada en vigor de la ley seca en enero de 1920, las primeras fusiones entre el jazz y la música swing de Louis Amstrong y Fletcher Henderson(1924). También se desarrollaron los ritmos frenéticos de los foxstrot y charlestón con la Josefine *Baker al 1925.
La irrupción en los EE. UU. de la modista francesa Coco Chanel marcaba todo un estilo de elegancia y nuevas tendencias en el vestir donde se empezaba a acortar las faldas y se eliminaban las mangas a los trajes, todo esto reforzado por la liberación sexual de las mujeres promovido por la antropóloga Margaret Mead.
A nivel constructivo y de decoración de los hogares empezó el art déco. Hay que destacar la construcción del edificio Chrysler de Nueva York.
La gran depresión de 1929…
El primer párrafo hace referencia en la última fiesta que tuvimos la ocasión de disfrutar los hoppers de Swing y Au Castelló y simpatizantes, puede ser el fin de semana más importante que marcó un antes y un después, a nivel de relaciones sociales, del año 2020.
Por qué digo esto? Estos días de marzo se estaba confirmando una importante pandemia a nivel mundial que pocos nos esperábamos y de todas todas nos cogió desprevenidos. Sí que es verdad que habíamos escuchado alguna noticia de personas enfermas, pero como pasa demasiadas vueltas en la vida, la cosa no iba con nosotros, con nadie del mundo, todo restaba demasiado lejos…
Al cabo de unos días unos compañeros reflexionamos si habíamos hecho bien o mal al organizar esta fiesta… Teníamos el consuelo de los ignorantes… Es que no sabíamos muy bien el que estaba pasando.
En menos de lo que esperábamos, los hospitales se llenaban de enfermos que desfallecían.
Las autoridades gobernantes nos prohibían salir de casa. Las empresas, los colegios, las administraciones, los negocios pequeños y las asociaciones cerraban sus puertas. El mundo se iba parando poco a poco.
Así es que muchos de nosotros dejamos de bailar porque no teníamos pareja; el único consuelo era bailar a solas a casa algún pasito de jazz step o los más atrevidos charlestón. Puede ser los convivientes sí que podían bailar con más asiduidad para practicar algo en casa, pero la gracia de ir a clases de baile, los clandestinos y los bailes sociales en las fiestas y los festivales se habían acabado de repente.
Todo aquello que a los aspirantes a hopper nos había unido se había acabado por instantes. Descubrimos las video-conferencias a nivel de usuario particular y entre colegas. Los tutoriales de baile y de cocina (de cocina ?).
La asociación Swing y Au tuvo que reinventarse, como casi toda la sociedad, para mantener a sus socios enganchados al swing (gracias, gracias, gracias) y organizó clases virtuales de baile y concursos. Y todos respondimos lo mejor que supimos, y reímos juntos en la distancia.
Pensábamos que era cuestión de días pero conforme ha ido evolucionando la cosa hemos visto que no, todavía tenemos que tener un poco de paciencia hasta volvernos a juntar y poder disfrutar todos juntos de la emoción del baile.
De repetir los tres swing outs seguidos.
De hacer muy hechos los kick baile change.
De repetir hasta la saciedad los triple steps.
De no pegarnos patadas, y por supuesto,
de cambiar de pareja sin dudar.
Nos bailamos pronto.
Miquel Seriols
28-02-2021. Vila-real.